Sentirse cansado, sin energía o con la mente nublada puede ser síntoma de anemia por déficit de hierro. Este mineral es esencial para producir hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en la sangre, y mantener el metabolismo y el sistema inmunológico activos.
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El hierro y su función en el organismo
El hierro forma parte de la hemoglobina y permite que los glóbulos rojos transporten oxígeno a todos los tejidos. También participa en la producción de energía, el sistema inmune y la síntesis de neurotransmisores relacionados con el ánimo, como dopamina y serotonina. Cuando los niveles de hierro bajan, aparecen fatiga, debilidad y dificultad para concentrarse.
Síntomas de la anemia por déficit de hierro
- Fatiga persistente incluso tras dormir bien.
- Debilidad muscular o sensación de pesadez al hacer ejercicio.
- Piel pálida y labios más claros.
- Uñas frágiles o quebradizas.
- Caída de cabello o pérdida de brillo.
- Dificultad de concentración o sensación de “mente nublada”.
- Irritabilidad o cambios de humor.
- Palpitaciones o mareos en casos más graves.
Causas frecuentes de déficit de hierro
- Alimentación insuficiente en hierro, especialmente en dietas restrictivas.
- Menstruaciones abundantes.
- Etapas de crecimiento, embarazo o lactancia.
- Problemas digestivos como gastritis, celiaquía o intestino irritable.
- Pérdidas de sangre ocultas (úlceras, hemorroides).
Alimentos ricos en hierro
Existen dos tipos de hierro:
- Hierro hemo: carnes, pescado, marisco; se absorbe con mayor facilidad.
- Hierro no hemo: legumbres, espinacas, frutos secos, cereales integrales; absorción influida por otros nutrientes.
Trucos para mejorar la absorción del hierro:
- Consumir alimentos ricos en hierro junto con vitamina C (naranjas, kiwi, pimiento rojo, fresas).
- Evitar té, café o vino tinto durante las comidas.
- Cocinar en utensilios de hierro aumenta ligeramente el contenido del mineral.
- Combinar con proteínas (huevo, pescado, tofu) facilita la asimilación.
Alimentos recomendados: lentejas, garbanzos, alubias, espinacas, acelgas, kale, semillas de calabaza y girasol, carnes magras, hígado, mariscos, cereales integrales y frutas deshidratadas.

¿Cuándo uso suplementos?
A veces, incluso con una buena alimentación, los niveles de hierro no se recuperan con facilidad. En esos casos, el médico puede recomendar suplementos de hierro, que ayudan a restaurar las reservas del organismo.
Los suplementos suelen tomarse en forma de tabletas o cápsulas de hierro ferroso (como el sulfato, fumarato o gluconato de hierro), ya que se absorbe mejor que otras formas. Sin embargo, también existen opciones más suaves, como los complejos de hierro bisglicinato o hierro liposomado, que son más tolerables para el estómago.
Algunos consejos prácticos:
- El hierro se absorbe mejor en ayunas o entre comidas, acompañado de un poco de vitamina C (por ejemplo, con un vaso de zumo natural).
- No conviene tomarlo junto con lácteos, café, té o suplementos de calcio, ya que reducen su absorción.
- Es importante seguir el tratamiento durante varias semanas o meses, según las indicaciones médicas, ya que recuperar las reservas de hierro no es inmediato.
- También existen suplementos combinados que incluyen hierro, ácido fólico, vitamina B12 y vitamina C, especialmente útiles en casos de anemia por déficit múltiple o en etapas como el embarazo.
Autocuidado y hábitos diarios
El autocuidado diario juega un papel importante en la recuperación. El cuerpo necesita descanso para producir nuevas células sanguíneas y energía suficiente para asimilar los nutrientes. Por eso, es fundamental:
- Dormir suficiente y mantener horarios regulares.
- Reducir el estrés para mejorar la absorción intestinal.
- Incorporar ejercicio moderado para estimular la circulación.
- Mantener hidratación adecuada.
Escuchar las señales de tu cuerpo es clave. La fatiga persistente no es debilidad, sino un aviso de que el hierro y otros nutrientes pueden estar bajos. Actuar a tiempo previene complicaciones y mejora tu energía y bienestar.