Tanto la sauna turca como la finlandesa te ofrecen lugares cerrados cerrados con unas condiciones especiales. A priori eso sería lo más general. No obstante, esas condiciones afectan a tus funciones metabólicas, tu ritmo cardíaco o tu piel ¿sabés qué pueden hacer por ti?
La sauna turca o baño turco y sus principales beneficios
La sauna turca aporta calor húmedo. Su temperatura no es tan alta como en el caso de la sauna seca, pero hay una gran humedad ambiental. El ambiente está conformado por vapor de agua a unos 50 a 60º C. Aunque la humedad es casi del 100 %.
El primer beneficio del que puedes disfrutar, si eres habitual de la sauna húmeda, es la relajación. De todos es conocido que el baño turco tiene efecto antiestrés. Así, ya sea en épocas de duro trabajo o tras un entrenamiento, será tu mejor calmante para liberar tensiones.
Por otro lado, la sudoración que te provoca (mucho menor que en la sauna seca) te ayudará a alisar tu piel y suavizarla. Los poros se dilatan, las toxinas se eliminan y las impurezas desaparecen. Además de mejorar la circulación de la sangre.
Algo interesante es que alivia los síntomas menstruales. Pero para beneficiarte de todo lo que te aporta, nuestra recomendación es que te des una ducha fría al salir. Y no te olvides de beber agua.
La sauna seca o finlandesa
En este caso, no es del agua de donde proviene el calor, sino de piedras volcánicas. Y la temperatura es mayor que en el caso anterior, alcanzando incluso los 80 o 90º C. Pero en un entorno seco completamente.
La sauna seca es un poco más estresante que la sauna turca, justo porque su temperatura es mayor. Así también lo es el contraste. Pero se suda mucho más y esto ayuda a eliminar impurezas de la piel o productos de desecho. Por ejemplo, la nicotina del tabaco o el alcohol.
Algo muy bueno es que despeja la nariz y, en general, las vías respiratorias. Por lo que ayuda a expulsar los mocos y que estos sean más fluidos. Muy recomendable cuando exista algún tipo de enfermedad respiratoria o asma.
Su calor alivia y mejora las molestias articulares y óseas. También tiene un efecto positivo en la recuperación muscular.
Pero ¿hay alguna mejor que la otra?
La sauna turca no es mejor ni peor que la sauna finlandesa, solo es diferente. Si buscas un alivio después del entrenamiento, ambas opciones son buenas y te relajarán los músculos. No obstante, no te metas en una sauna justo al detenerte.
Es decir, si ha sido un día de deporte intenso y estás muy agotado, espera al menos 15 minutos. Otra opción es darte un baño de agua fría antes y bebe agua. Porque entrar directamente te podría provocar un golpe de calor.
Si la alta temperatura de la sauna seca te produce demasiado estrés, prueba el baño turco. Si eres un habitual de la sauna turca, prueba la finlandesa. Así de fácil.
El plan perfecto para una sauna turca o de vapor y sauna finlandesa o seca
Has entrenado duro, te mereces un descanso. Dedica 15 o 20 minutos a estirar bien tus músculos, bebe agua y entra unos 10 minutos (si es tu primera vez), 15 0 20 (si eres asiduo). Primero a la sauna húmeda. Después ducha fría y prueba la sauna seca otros 10 minutos.
¡Después nos cuentas tu experiencia!
Una recomendación es que, si tienes molestias articulares, acné u otros de los problemas que hemos comentado, uses la sauna regularmente. La sauna turca tiene múltiples beneficios, pero mejor si eres constante. Al menos en diversas épocas.